Mis mejores amigos fueron asesinados en la discoteca Pulse. Sobreviví para luchar por ellos.

No me considero el protagonista de mi propia historia. Esa distinción les corresponde a mis mejores amigos, Drew y Juan. Incluso cinco años después de haber sido asesinados, continúan escribiendo nuestra historia colectiva.

Cuando conocí a Christopher "Drew" Leinonen nunca podría haber imaginado la importancia que el tendría en mi vida. Aunque de verdad si lo intenté. Comenzamos en una cita a ciegas. Como buen millennial, lo estuve espiando en Instagram, mientras analizaba tranquilamente sus fotos y preparándome para la inevitable charla informal de la primera cita. Y aunque había elaborado cuidadosamente mis respuestas a las preguntas básicas de la cita, no me esperaba que me saliera con: “¿Qué piensas sobre la atención médica con fines de lucro?”

Así era Drew. Siempre lleno de sorpresas, tenía curiosidad y no tenía miedo de desafiar el statu quo. Era gay, persona de color y desafiantemente orgulloso de sí mismo, de vivir su vida como solamente él podía. Fue la primera persona que me enseñó a quererme a mí mismo y que yo tenía valor por mí mismo. Rápidamente se convirtió en mi mejor amigo y cuando conoció a su compañero, Juan Guerrero, supe que eran una pareja perfecta. Sus energías estaban sincronizadas, dos almas hermosas entrelazadas en un mundo que parecía decidido a hacernos creer que no merecíamos amor.

La última noche de la vida de mis amigos

Hace cinco años, los tres caminámos tomados de los brazos en uno de los pocos espacios seguros que nuestra comunidad fue capaz de brindarnos. Las iglesias a menudo nos causan dolor y los hogares en los que crecemos con frecuencia nos apartan, pero la pista de baile de nuestro club favorito nos proporcionó seguridad, sentido de pertenencia y libertad.

Momentos más tarde, sonaron los primeros disparos en Pulse.

From left: Drew Leinonen, Brandon Wolf and Juan Guerrero in Orlando, Florida, in September 2015.
From left: Drew Leinonen, Brandon Wolf and Juan Guerrero in Orlando, Florida, in September 2015.

Los disparos, un sinfín de disparos, me llenaron los oídos. Me agaché en un rincón oscuro del baño. El olor de la sangre y el humo me quemaba en la nariz. Finalmente, llegué a la puerta. No miré ni a derecha ni a izquierda. Simplemente salí corriendo. Marqué el número de Drew una y otra vez, pero nadie respondia.

Drew y Juan eran dos de las 49 personas a las que dispararon y que fueron asesinadas esa noche. Y me convertí en otro de los innumerables nuevos sobrevivientes de la violencia con armas de fuego.

Después del tiroteo, quería huir. Había perdido el ancla en mi vida y no sabía cómo sobrevivir sin mis mejores amigos. Nunca se me pasó por la mente convertirme en un defensor profesional. Pero eso cambió cuando me senté en el apartamento de un amigo y me puse a mirar las noticias por cable por primera vez. El panel de hombres heterosexuales blancos parecía hablar de todo, menos de lo que realmente importaba: las vidas que fueron robadas, la dificultad de los familiares indocumentados para recibir recursos para víctimas, el dolor de ser un hombre homosexual, al que no se le permitía donar sangre para ayudar a los heridos, el agujero que se había abierto en una comunidad que enfrenta violencia y odio todos los días.

En ese momento, dediqué mi vida a asegurarme de que mis amigos no solo fueran dos de 49, a luchar por un país que valore y proteja a todos.

Mi comunidad esta bajo ataque

Ahora trabajo para Equality Florida, la organización de derechos civiles de la comunidad LGBTQ más grande del estado. Mi trabajo es defender a nuestra comunidad contra la violencia y el odio en cualquiera de las formas en las que se presenta. Es un recordatorio constante de que el tiroteo en Pulse no fue un incidente puntual. La comunidad LGBTQ todavía sigue bajo el ataque tanto de personas cebadas por el odio y armadas por leyes laxas en cuanto a la tenencia de armas, como de individuos que buscan como víctimas a mujeres transgénero negras o de legisladores que han decidido usar a los niños transgénero como su último pasatiempo político.

Cuando nos ponemos a repasar nuestros recuerdos anuales, uno creería que nuestras heridas han cicatrizado. Pero lo cierto es que nada puede eliminar el dolor de esa noche y el dolor de todos los días sin Drew y Juan. Un dolor que es demasiado común en nuestro país.

Brandon Wolf in Washington, D.C., in April 2021.
Brandon Wolf in Washington, D.C., in April 2021.

Según un informe de 2017 de la Oficina de Estadísticas de Justicia, un promedio de alrededor de 10,300 delitos violentos de odio con uso de armas de fuego ocurren en nuestro país cada año. Además, un promedio de 100 personas reciben disparos y son asesinadas en los EE. UU. todos los días, 60 por ciento de las cuales son personas que mueren por suicidio. Y un análisis de Everytown for Gun Safety de datos federales encontró que más de 200 recibieron disparos y resultaron heridas cada día en 2017, el año más reciente disponible. Esto incluye a las personas que intentaron morir por suicidio.

La violencia con armas de fuego es tan frecuente que los medios nacionales no pueden seguir el ritmo. Esto es inaceptable, y es un recordatorio desgarrador de que nuestras heridas colectivas aún están en carne viva y de que nuestro trabajo es ahora más esencial que nunca.

Este año, Equality Florida se unió a The Coalition for Pulse: 5 Years Later, una nueva coalición para honrar a los sobrevivientes y recordar el tiroteo en Pulse Nightclub. Nuestro trabajo culminará en un panel de debate el 12 de junio a las 5 pm. hora del este, seguido de un momento nacional de silencio durante 49 segundos que representa cada una de esas vidas robadas esa noche hace cinco años. El objetivo es simple: reflexionar sobre por qué hacemos este trabajo y volver a comprometernos con la lucha futura.

Nearly two years after the deadly Pulse nightclub shooting, survivors are suing police who responded and the city.
Nearly two years after the deadly Pulse nightclub shooting, survivors are suing police who responded and the city.

Los últimos cinco años han sido un viaje. No voy a engañarlos, hay muchos días difíciles, muchas noches en vela. Pero cuando me siento desesperanzado, pienso en el día del funeral de Drew. Ese día me pidieron que cargara el féretro. Mientras ayudaba a guiar el ataúd de Drew por el pasillo, me vi sosteniendo el costado tan fuerte como pude. No quería dejar ir a mi mejor amigo hasta que encontrara las palabras correctas para despedirme. Cuando lo hice, le prometí que nunca dejaría de pelear por un mundo del que él pudiera estar orgulloso.

Todavía no hemos logrado ese mundo. Así que este año, cinco años después de que me lo robaran, me comprometo a luchar en cuerpo y alma por un mundo del que Drew y Juan pudieran estar orgullosos. Honraré su memoria con la acción.

Brandon Wolf es el director de desarrollo y gerente de relaciones con los medios en Equality Florida en Orlando. Es un sobreviviente de la violencia con armas de fuego, cofundador de Dru Project, una organización de defensa de la comunidad LGBTQ, y miembro de la Coalition for Pulse: 5 Years Later y la Red Everytown Survivor.

This column was originally written in English and translated by TransPerfect.com.

You can read diverse opinions from our Board of Contributors and other writers on the Opinion front page, on Twitter @usatodayopinion and in our daily Opinion newsletter. To respond to a column, submit a comment to letters@usatoday.com.

This article originally appeared on USA TODAY: Quinto aniversario del club nocturno Pulse: soy un superviviente de un tiroteo masivo